What is a ‘personal encounter’ with Jesus?

In my pastoral letter, “We Proclaim Jesus as Lord,” the third principle of missionary discipleship states: “We invite others to a personal encounter with Jesus.” 

In those passages, I give some further insights into what is meant by this encounter. It’s more than knowing “about” Jesus – but personally experiencing him. It is not enough to distill the person of Jesus into a static set of dogmatic statements. We must genuinely know Jesus. 

Pope Francis quotes Pope Benedict XVI in “The Joy of the Gospel,” to make this point: “Being a Christian is not the result of an ethical choice or a lofty idea, but the encounter with an event, or a person, which gives life a new horizon and a decisive direction.”

Jesus confronts Peter with the question all Christians must face at one time or another: “Who do you say that I am?” Peter responds: “The Christ of God.” (Luke 9:18-24) Christian discipleship requires more than a casual commitment or acknowledgement. It requires a personal relationship that is all-encompassing and gives direction and meaning to life.

Pope Francis, in the book, “The Joy of the Gospel” invites “all Christians, everywhere, at this very moment, to a renewed personal encounter with Jesus Christ, or at least an openness to letting him encounter them ... because with Jesus, life becomes “richer” and with him it is “easier to find meaning in everything.”

Pope Francis asserts that “A true missionary, who never ceases to be a disciple, knows that Jesus walks with him, speaks with him, breathes with him, works with him ... A person who is not convinced, enthusiastic, certain and in love, will convince nobody…Our words must ring out over and over: ‘Jesus Christ loves you; he gave his life to save you; and now he is living at your side every day to enlighten [and] strengthen you.’”

It is helpful to think of encountering Jesus as a lifelong process. First, we bring people to encounter Jesus. Then they respond to his love, growing as his disciples. Finally, transformed by his love, they share the power of his love and mercy with others. 

Evangelization should be part of the ordinary life of every Christian; sharing Jesus with those who have forgotten about him or who may have never heard or understood the message of the Gospel.

When we invite others, though, we should ask ourselves if we have had such an encounter with the Lord. Of course, the answer is yes, we have encountered Him. We do so through the sacraments, reflecting on the word of God, cultivating a life of prayer, and seeing Christ in those we meet.

Yet, even with these encounters, we should always yearn for more: to be closer to Jesus, to renew that first love in our hearts. There is a basic principle that “You can’t give what you don’t have.” If we have not yet experienced the depth of that love – we should do the following: ask for it! We can, in our own way, simply offer prayers like: “Lord Jesus, give me the grace to receive your love more deeply.” “Lord Jesus, give me a new and personal encounter with you.” “Jesus, change my heart to love you more completely.”

Find a way to simply ask Jesus to give you such an encounter. He wants us to receive His love more deeply. My prayer for all of us is that we have such a personal encounter with Jesus and then share that love with others. 

Have a blessed Thanksgiving! 


Your servant, 

Most Reverend Robert J. McClory
Bishop
Diocese of Gary


¿Qué es un "encuentro personal" con Jesús?

En mi carta pastoral, "Proclamamos a Jesús como Señor", el tercer principio del discipulado misionero dice: "Invitamos a otros a un encuentro personal con Jesús". 

En esos pasajes, doy algunas pinceladas más sobre lo que significa este encuentro. Es más que saber "sobre" Jesús, sino experimentarlo personalmente. No basta con destilar la persona de Jesús en un conjunto estático de declaraciones dogmáticas. Debemos conocer a Jesús de verdad.

El Papa Francisco cita al Papa Benedicto XVI en "La Alegría del Evangelio", para hacer este punto: "Ser cristiano no es el resultado de una elección ética o de una idea elevada, sino el encuentro con un acontecimiento, o con una persona, que da a la vida un nuevo horizonte y una dirección decisiva."

Jesús enfrenta a Pedro con la pregunta que todos los cristianos deben enfrentar en un momento u otro: "¿Quién dices que soy yo?" Pedro responde: "El Cristo de Dios". (Lucas 9:18-24) El discipulado cristiano requiere algo más que un compromiso o un reconocimiento casual. Requiere una relación personal que lo abarque todo y dé dirección y sentido a la vida.

El Papa Francisco, en el libro "La alegría del Evangelio" invita "a todos los cristianos, en todas partes, en este mismo momento, a un nuevo encuentro personal con Jesucristo, o al menos a una apertura para dejar que él los encuentre ... porque con Jesús, la vida se vuelve "más rica" y con él es "más fácil encontrar el sentido de todo."

El Papa Francisco afirma que "Un verdadero misionero, que nunca deja de ser discípulo, sabe que Jesús camina con él, habla con él, respira con él, trabaja con él... Una persona que no está convencida, entusiasmada, segura y enamorada, no convencerá a nadie... Nuestras palabras deben resonar una y otra vez: 'Jesucristo te ama; dio su vida para salvarte; y ahora vive a tu lado cada día para iluminarte [y] fortalecerte'". 

Es útil pensar en el encuentro con Jesús como un proceso que dura toda la vida. En primer lugar, llevamos a las personas al encuentro con Jesús. Luego responden a su amor, creciendo como discípulos suyos. Finalmente, transformados por su amor, comparten el poder de su amor y misericordia con otros.

La evangelización debería formar parte de la vida ordinaria de cada cristiano, compartiendo a Jesús con aquellos que se han olvidado de él o que quizá nunca han escuchado o entendido el mensaje del Evangelio.

Sin embargo, cuando invitamos a otros, debemos preguntarnos si hemos tenido ese encuentro con el Señor. Por supuesto, la respuesta es sí, nos hemos encontrado con Él. Lo hacemos a través de los sacramentos, reflexionando sobre la palabra de Dios, cultivando una vida de oración, y viendo a Cristo en aquellos que encontramos.

Sin embargo, incluso con estos encuentros, siempre debemos anhelar más: estar más cerca de Jesús, renovar ese primer amor en nuestros corazones. Hay un principio básico: "No puedes dar lo que no tienes". Si aún no hemos experimentado la profundidad de ese amor, debemos hacer lo siguiente: ¡pedirlo! Podemos, a nuestra manera, simplemente ofrecer oraciones como "Señor Jesús, dame la gracia de recibir tu amor más profundamente". "Señor Jesús, dame un encuentro nuevo y personal contigo". "Jesús, cambia mi corazón completamente para poderte amarte más ".

Encuentra la manera de pedirle a Jesús que te regale ese encuentro. Él quiere que recibamos su amor más profundamente. Mi oración para todos nosotros es que tengamos ese encuentro personal con Jesús y luego compartamos ese amor con los demás.

¡Que tengas un bendecido Día de Acción de Gracias! 

Tu siervo,
 

Reverendísimo Robert J. McClory
Obispo
Diócesis de Gary