Advent is a beautiful season of spiritual preparation. We often become busy with the logistics of Christmas planning and preparation. We decorate our trees, plan our shopping, get ready for parties, make travel plans, etc. In the midst of such practical planning, let us be mindful to give Advent that same energy for spiritual preparation. It’s a season to become prepared to meet our Lord – both now and in anticipation of when He will come again in glory.
It’s a season in which we are reminded to spiritually “Stay awake!” If you've ever been overtired, you know that sometimes it takes effort to stay awake. Even while tired, we make a decision to be alert, and so do our best to stay awake.
The message to “Stay Awake!”, comes from the Gospel of Matthew in the reading for the first Sunday of Advent. Jesus urges his listeners to be prepared, “for the hour when the Son of Man will return will be a time that 'you do not expect.'" (Mt. 24:42)
It is true that we don't know when Christ will return, but we do know that Christmas is coming. We use that time to celebrate His first coming, but we can use it to prepare for His second coming, too. As we prepare once again to celebrate the birth of Jesus, let us reflect on Jesus’ instruction to “stay awake.”
One way to stay awake is to be very intentional about our spiritual lives. An action that I would offer for your consideration is to pray even more regularly and to ask for the grace to be an even better missionary disciple. Building some time into our day for intentional prayer will bring great benefits. The season is about Jesus’s birth – so let’s take time in prayer to savor this great gift.
Doing so will require effort on our part, but to experience a beautiful Advent I encourage you to accept this discipleship-in-action Advent challenge: to pray and to ask Jesus for the grace to serve him as a missionary disciple.
On the second Sunday of Advent, the need to prepare is expressed with even more intensity. In the Gospel of Matthew we hear the words of John the Baptist as he preached in the desert of Judea, saying, "Repent, for the kingdom of heaven is at hand!"
Our response to the presence of Christ is gratitude and repentance. Our gratitude for all that Jesus has done for us should be visible through lives that are transformed. He’s calling us to a better way to live. As we experience the kingdom of heaven, our hearts should be renewed and our lives should change.
Christ came to begin healing us. We see his miracles in the gospels as evidence of his love and healing. The most meaningful healing we are offered is not physical healing. Rather, it is the healing of our hearts as we repent and receive his mercy and forgiveness. Not all of us are physically ill, but we all need Christ's forgiveness.
This Advent, I encourage all of us to not only pray, but to also seek the sacrament of penance, where we are forgiven our sins and reconciled to God. In our journey as missionary disciples – as we invite others to “Repent and believe in the Gospel” – we should always seek in our own lives to receive the healing love of God.
As we continue in this beautiful season of preparation, I encourage adding to our discipleship-in-action Advent challenge, by recommitting ourselves to spiritual growth through increased time in prayer and by seeking out the sacrament of reconciliation.
Jesus, give us the grace to receive your love more deeply this Advent.
Your servant,
The Most Reverend Robert J. McClory
Bishop
Diocese of Gary
¡Mantente despierto! Prepárate, ora, arrepiéntete
El Adviento es un hermoso tiempo de preparación espiritual. A menudo nos ocupamos con la logística de la planificación y preparación navideña. Decoramos nuestros árboles, planeamos nuestras compras, nos preparamos para fiestas, hacemos planes de viaje, etc. En medio de tal planificación práctica, seamos conscientes de darle al Adviento esa misma energía para la preparación espiritual. Es una temporada para prepararnos a encontrarnos con nuestro Señor, tanto ahora como en previsión de cuándo volverá en gloria.
Es una temporada en la que se nos recuerda espiritualmente "¡Mantente despierto!" Si alguna vez ha estado demasiado cansado, sabe que a veces cuesta esfuerzo mantenerse despierto. Incluso cuando estamos cansados, tomamos la decisión de estar alerta y, por lo tanto, hacemos todo lo posible para mantenernos despiertos.
El mensaje de “¡Despertad!”, viene del Evangelio de Mateo en la lectura del primer domingo de Adviento. Jesús urge a sus oyentes a estar preparados, “Por lo tanto, manténganse despiertos, porque no saben qué día vendrá su Señor.'” (Mt. 24,42).
Es cierto que no sabemos cuándo regresará Cristo, pero sí sabemos que se acerca la Navidad. Usamos este tiempo para celebrar Su primera venida, pero también podemos usarlo para prepararnos para Su segunda venida. Mientras nos preparamos una vez más para celebrar el nacimiento de Jesús, reflexionemos sobre la instrucción de Jesús de “permanecer despiertos”.
Una forma de permanecer despierto es ser muy intencional en nuestra vida espiritual. Una acción que les ofrezco a considerar es orar aún más regularmente y pedir la gracia de ser un discípulo misionero aún mejor. Construir algo de tiempo en nuestro día para la oración intencional traerá grandes beneficios. La temporada se trata del nacimiento de Jesús, así que tomemos un tiempo en oración para saborear este gran regalo.
Hacerlo requerirá un esfuerzo de nuestra parte, pero para vivir un Adviento hermoso, los animo a aceptar este desafío de Adviento del discipulado en acción: orar y pedirle a Jesús la gracia de servirlo como un discípulo misionero.
El segundo domingo de Adviento, la necesidad de prepararse se expresa con mayor intensidad. En el Evangelio de Mateo escuchamos las palabras de Juan el Bautista mientras predicaba en el desierto de Judea, diciendo: "¡Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca!"
Nuestra respuesta a la presencia de Cristo es gratitud y arrepentimiento. Nuestra gratitud por todo lo que Jesús ha hecho por nosotros debería ser visible a través de vidas que se transforman. Él nos está llamando a una mejor manera de vivir. A medida que experimentamos el reino de los cielos, nuestros corazones deben renovarse y nuestras vidas deben cambiar.
Cristo vino para comenzar a sanarnos. Vemos sus milagros en los evangelios como evidencia de su amor y sanación. La curación más significativa que se nos ofrece no es la curación física. Más bien, es la sanación de nuestros corazones cuando nos arrepentimos y recibimos su misericordia y perdón. No todos estamos físicamente enfermos, pero todos necesitamos el perdón de Cristo.
Este Adviento, los animo a todos a no solo orar, sino también a buscar el sacramento de la penitencia, donde somos perdonados de nuestros pecados y reconciliados con Dios. En nuestro viaje como discípulos misioneros, cuando invitamos a otros a "arrepentirse y creer en el Evangelio", siempre debemos buscar en nuestras propias vidas recibir el amor sanador de Dios.
A medida que continuamos en esta hermosa temporada de preparación, animo a agregar a nuestro desafío de Adviento de discipulado en acción, volviendo a comprometernos con el crecimiento espiritual a través de más tiempo en oración y buscando el sacramento de la reconciliación.
Jesús, danos la gracia de recibir tu amor más profundamente en este Adviento.
Tu siervo,
El Reverendísimo Robert J. McClory
Obispo
Diócesis de Gary