Hermanos y hermanas, ¡Feliz Pascua! Jesús está vivo. ha resucitado, ha resucitado de verdad.
En nuestro pasaje del Evangelio de hoy, oímos hablar de esta hermosa experiencia que tiene María Magdalena. Entra y se da cuenta de que la tumba está vacía, por lo que llama a Pedro y al Amado Juan. Y ellos no pueden contenerse, se apresuran a confirmar la buena noticia.
Al comprender más profundamente que Jesús ha resucitado, vieron y creyeron. Hoy es un día para que reconozcamos la resurrección de Cristo, para que veamos que hace dos mil años resucitó de entre los muertos por nosotros. Y en este mismo día y época, está vivo en nuestros corazones y vivo en su pueblo. También está presente en nuestros sacramentos y entre nosotros.
Por eso, es un buen momento para hacer dos cosas. Reflexionar sobre cómo se te ha revelado Jesús resucitado. ¿Qué señales has visto en tu vida de que Jesús está realmente vivo y resucitado? Y por último, si aún no lo has hecho, o si lo has hecho muchas veces, rendirte al amor de Jesús: decir: "Jesús, ven a mi corazón, muéstrame tu vida y tu amor resucitado, y permíteme rendirme a ellos, para que pueda ser tu discípulo, compartiendo tu amor en el mundo".
El Domingo de Resurrección es un hermoso momento para celebrar al Señor, que ha resucitado de verdad. Que el Señor los bendiga con una Pascua maravillosa, un hermoso tiempo pascual en el que reflexionen sobre su presencia, se renueven en su aceptación de Jesús y compartan su amor con los demás